sábado, 3 de diciembre de 9707

Formando nuevos guerreros

John Akhwari, quien ahora está alejado de las actividades deportivas, luego de algunos años de su hazaña en México 1968 dio su nombre para crear la fundación inspirada en su valentía, llamada precisamente "John Stefen Akhwari Athletic Foundation".

Esta institución, la cual es presidida por el abogado y ex Senador John Anthony McCarthy, se encarga de preparar y entrenar con las mejores condiciones posibles a los deportistas de Tanzania. Gracias a su apoyo muchos atletas han podido afrontar los siguientes Juegos Olímpicos con una mejor preparación y profesionalismo.



domingo, 26 de mayo de 2013

Rey sin corona

La cadena ESPN hizo un recuento de los atletas más recordados que dejaron a un lado algún golpe, quebradura o luxación, para reincorporarse en su actividad deportiva y cumplir su sueño de lograr sue metas en los Juegos Olímpicos. Dentro de esta lista de deportistas destaca, por supuesto, el tanzano John Stephen Akhwari, al que catalogan como un "Rey sin corona".


"Hasta el más extremo exitista hubiera aplaudido frenéticamente cuando vio al tanzano John Stephen Akhwari ingresar al estadio. El razonamiento de "lo único es ganar" no se sostenía. Hacía 65 minutos que Mamo Wolde, de Etiopía, se había consagrado en la maratón, la última competencia en los Juegos de México 1968. Los tres medallistas ya habían bajado del podio con su respectivo reconocimiento y el público empezaba a abandonar el lugar", cuenta la crónica de la reconocida cadena deportiva.





sábado, 25 de mayo de 2013

El mejor último de la historia (VIDEO)

La gesta de John Stephen Akhwari, que puede verse , representó, y lo sigue haciendo hasta la actualidad, lo mejor del deporte y de los valores que transmiten los Juegos Olímpicos. Aun sufriendo fatiga y dolor, con calambres en las piernas, deshidratado y desorientado, su coraje y determinación le impidieron abandonar, debía seguir, tenía que acabar como fuese, y así lo hizo, ganó su propia maratón.

Más tarde alguien escribió: ”Hoy día hemos visto a un joven corredor africano que simboliza lo mejor del espíritu humano, una actuación que le da significado a la palabra valentía”. Para algunos la única recompensa es la personal (medallas, fama) para otros, como es el caso de John Stephen Akhwari, el triunfo era saber que terminó lo que se había propuesto.



Los últimos serán los primeros (II)

Las medallas ya colgaban de los cuellos de los corredores que funalizaron primeros y un equipo de televisión que cubría la ceremonia de premiación es informado de la hazaña de Akhwari y deciden grabar el momento de su llegada. La gente cercana al tunel de entrada al estadio empieza a aplaudir y, en pocos segundos, el estadio entero ovaciona, como pocas veces se ha visto, a un atleta que está entrando en el estadio, llevaba el dorsal 36. Llegó corriendo lento, arrastrando su pierna derecha y apenas cruzó la línea fue trasladado a un hospital.

Al día siguiente, el corredor africano explicó el motivo por el cual jamás se detuvo a pesar del intenso dolor que sufría su cuerpo: "Mi país no me envió 5,000 millas para iniciar la carrera; Me enviaron 5.000 millas para terminar la carrera". Esta frase significa hasta la actualidad como un ejemplo único de superación personal.


Los últimos serán los primeros (I)

John Stephen Akhwari es un corredor nacido en Tanzania en el año 1938. El hecho por el que el corredor es recordado ocurrió en los Juegos Olímpicos de México 1968. Cuando el atleta africano competía en la maratón de Ciudad de México, desde el inicio tuvo muchos inconvenientes para adaptarse a la altura de 2,241 metros sobre los que está situada. Akhwari nunca antes había podido afrontar en su país estas condiciones geográficas por lo que la pasaba realmente mal y no podía desempeñarse con facilidad.

Pero lo peor para él llegaría cuando corría aproximadamente el kilómetro 19 de la maratón, en ese momento en que intentaba sobrepasar a algunos corredores para alcanzar las primeras posiciones fue bruscamente golpeado y cayó al suelo. A raíz de este golpe, terminó con un desgarro de ligamentos y una luxación en una de sus rodillas, de la misma forma se golpeó fuertemente el hombro.

Sin embargo, el aguerrido atleta decidió concluir la carrera, finalizado la misma en el último lugar. El ganador de la carrera fue el etiope Mamo Wolde en 2:20:26, mientras que Akhwari pudo conseguirlo recién luego de transcurrir 3:25:27. A las 7 pm, los espectadores y los participantes, tras los clásicos momentos de euforia ya empezaban a abandonar el estadio. Ya había anochecido y de repente, por los altavoces del estadio, para sorpresa de los que seguían en él, se pide a los asistentes que se sienten. Mientras, no muy lejos de allí, las sirenas de coches de policía rugen, y numerosas motocicletas, con los faros encendidos alumbran el discurrir de un atleta que se dirige al estadio olímpico.


viernes, 24 de mayo de 2013

Humildad y trabajo en la tierra

En la actualidad, el corredor que algún día nos diera un mensaje de superación que nunca olvidaremos, vive con su familia en un pequeño pueblo en el interior de Tanzania llamado Mbulu, en Tanganyika. Akhwari se gana la vida con mucha entrega y dedicación gracias a la ardua labor de la agricultura junto a sus hijos y su esposa.

A pesar de no recibir grandes ingresos, Akhwari ha confesado en muchas ocasiones que él ha sabido encontrar la felicidad dentro de su espíritu y no en los objetos materiales, los cuales nunca ha considerado relevantes para su estilo de vida. Su humildad y dedicación siguen siendo un ejemplo a seguir no sólo para los atletas y deportistas en Tanzania, sino para el deporte en el mundo entero.


Invitado de honor

El significativo mensaje de vida que transmitió John Akhwari en los Juegos Olímpicos de México 1968, le han permitido ser considerado como uno de los mejores atletas del mundo, en lo que a dedicación se refiere. Por este motivo, el corredor africano ha sido invitado de honor en innumerables competencias deportivas de talla mundial y ha sido premiado por su valor en cada una de ellas.

Akhwari fue galardonado con la Medalla de Héroe Nacional de Honor en Tanzania en el año 1983. Posteriormente fue invitado de honor en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. Su última aparición fue en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, en aquella ocasión el corredor participó como embajador de la buena voluntad en la preparación de aquella cita olímpica. El 13 de abril de 2008 fue un portador de la antorcha olímpica en Dar es Salaam, represetando a Tanzania.